Este año, 240 mil turistas arribarán al país incaico y gastarán en promedio 500 dólares diarios.
Prefieren los mejores hoteles y restaurantes, ingresar a museos fuera del horario de atención y ser atendidos por el mismísimo director, no hacer colas en ningún lado durante su viaje. Asimismo, viajan en aviones privados y exigen servicios personalizados, entre otros engreimientos. Son los llamados turistas de lujo, unos 80 millones de personas en todo el mundo durante el 2007, vale decir el 10% de los turistas totales del año pasado (unos 800 millones).
Carlos Alberto Arrarte, presidente de Lima Tours, señaló que el año pasado habían arribado al Perú unos 200.000 turistas de lujo y que para este año se esperaba un crecimiento de 20%.
"El Perú cuenta con los atractivos y servicios suficientes como para atraer a más turistas de este segmento. Creciendo en calidad de turista y facturación por persona, no necesitamos aumentar tanto la cantidad de turistas para cumplir las metas de ingresos por turismo y creación de empleos", agregó durante un seminario de hotelería realizado por la Sociedad de Hoteles del Perú (SHP).
Según Arrarte, al Perú le conviene incentivar el turismo de lujo porque no tiene cercanía a grandes mercados para ser un destino masivo, tal como ocurre con México o España.
Agregó que el hecho de optar por el turismo de lujo no significaba que dejarían de venir otros turistas. "Francia o Nueva York son destinos muy caros y aun así los visitan millones al año", argumentó Arrarte.
Recomendó al Gobierno que para desarrollar el destino de lujo podría, entre otras alternativas, licitar campamentos de lujo en el Camino Inca, promover proyectos en el lago Titicaca, el río Amazonas y el Océano Pacífico; y trabajar en mejorar el servicio y cuidado al turista.
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