Según indicó el asesor para temas internacionales de la presidencia, Marco Aurelio García, la deportación de ocho turistas españoles cuando intentaban ingresar en Brasil por la ciudad de Salvador el pasado jueves responde a una medida de reciprocidad del gobierno del país.
La policía federal impidió la entrada de estos ocho viajeros siguiendo indicaciones del ministro de justicia, Tarso Genro, que había ordenado más rigor en la aplicación de los controles. Los turistas fueron devueltos a su país de origen en el mismo vuelo en que habían llegado.
Hace unos días, la Comisión de Derechos Humanos y Minorías del Congreso de Brasil se quejaba ante la Embajada Española por los malos tratos recibidos por algunos de sus ciudadanos en aeropuertos españoles. En este sentido, cabe pensar que este incidente se deba a una represalia por recientes deportaciones de ciudadanos brasileños retenidos en el aeropuerto madrileño de Barajas.
Sin embargo, García lo ha negado insistiendo en que se trata de la misma reciprocidad que ya ejercieron sobre Estados Unidos cuando impuso controles que consideraban exagerados en relación a los que aplicaban los brasileños.
Por otro lado, el presidente Lula da Silva, ha afirmado que posiblemente la tensión electoral en España haya acalorado el tema y que los partidos más conservadores “quieren prohibir que los pobres de otras naciones se adentren en sus países, sin recordar que un día nosotros recibimos a los pobres de los países de ellos”.(
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