"Durante largos segundos nos faltó aliento y no salieron palabras; sólo el lejano canto de un pajarito entró a la excavación a romper el silencio encantado. Cuando por fin pudimos hablar, fue para exclamar: Un ataúd! Está sellado! Jamás abierto!".
El ataud al que se refería el arqueólogo peruano Walter Alva, era nada más y nada menos que del que conocemos como " el Tutankamon de América ", rey de los Mochicas: El Señor de Sipán.
Walter Alva, Director del Museo Bruning, National Geographic, octubre 1988.
El arqueólogo resumió su descubrimiento como "una mezcla de aventura, ciencia y patriotismo".
En Abril de 1987, el equipo de Walter Alva realizó un importante trabajo de campo en el yacimiento de Huaca Rajada, una zona habitada por los Moches o Mochicas 1700 años antes...
El ataud estaba elaborado con madera de algarrobo, fue enterrado con sus orejeras, máscaras de oro, un sinfín de objetos útiles, incluso llevaba sandalias de plata... también se encontraron los restos de tres mujeres, un niño, seis guerreros, un perro y dos Llamas.
Este descubrimiento nos muestra toda la majestuosidad de un gran rey del antiguo Perú y de toda América.
Se le han realizado estudios de ADN, por los que han deducido que era la cuarta generación
del Viejo Señor de Sipan, que murió a los 40 años, medía 1,67 m., gozaba de buena salud, aunque con una incipiente artritis. Su alimentación era especial, ya que apenas tenía desgaste dental y la estatura para la época era elevada.
En su tumba había ricos brocados y joyas de oro, cobre y plata, de un labrado exquisito y con piedras preciosas... todo el esplendor de una cultura milenaria se abría ante los asombrados ojos de los científicos y más tarde del mundo entero.
Por los objetos y por los acompañantes, el Señor de Sipan tenía un rango semidivino, ocupando la cúspide de la estructura social de su tiempo.
A ambos lados del sarcófago, dos llamas sacrificadas en ofrenda y en una esquina el cuerpo de un niño como símbolo de regeneración.
La esposa principal a los pies, con una corona de cobre y a la cabecera otra joven mujer. A los lados, el jefe militar con sus armas y el portaestandartes llevando los símbolos reales y un perro.
A la cabeza se halló una tercera mujer con un pie amputado que porta un pectoral de conchas. Todo esto fue sellado con vigas de algarrobo. En una pared descansa un vigía y también se encontró el cuerpo de un guardián.
La vida de este rey sería la misma en la Muerte que la que había llevado en vida, fue provisto de todo lo que necesitaba de acuerdo con su alto rango .
En Lambayeque se encuentra el Museo de Tumbas Reales de Sipan donde están depositados los restos de las personas y los tesoros.
0 comentarios:
Publicar un comentario