San Francisco de Miculla, es una inmensa área desértica donde los antiguos pobladores a falta de escritura no encontraron una mejor forma que esculpir las rocas para plasmar sus sentimientos, necesidades y la historia de su vida cotidiana.
Sorprendentes rocas, producto de la meteorización y erosión de las rocas granodioritas depositadas como material de terrazas fluviales, grabadas con herramientas líticas, arte rupestre en su más pura concepción, que integra parte de la zona sur andina y asentada, además, bajo la influencia de la cultura Tiahuanaco.
La figura que más nos impresionó fue el llamado Señor de las Serpientes o Señor de las Aguas, en este petroglifo se puede apreciar una figura de aspecto humanoide, con los brazos extendidos sosteniendo en las manos una especie de serpiente, los historiadores suponen que esa representación está ligada al agua que hacía fecundos sus campos. Otra de las figuras que predomina en las piedras, es el puma de mayor tamaño y con la cola alargada, pareciera un símbolo de veneración.
La figura del puma parece corroborar las investigaciones de los historiadores que argumentan que los dioses que dominaban la ideología del periodo formativo (2 mil a.C. – 200 d.C.) al que pertenecen los petroglifos de Miculla, tuvieron rasgos acentuados de origen felino. Jesús Gordillo Begazo, arqueólogo, menciona en su libro de ensayos “Patrimonio cultural, pensamiento andino y medio ambiente” que los petroglifos de Miculla parecen representar el equilibrio armonioso entre el hombre y la naturaleza. Sostiene que el hombre andino desde siempre se sintió parte del mundo que lo rodeaba hasta lograr convivir armoniosamente con él para satisfacer sus necesidades.
Miculla, está tan llena de energía, que te invade, puesto que hemos recorrido kilómetros sin sentir ningún tipo de fatiga, luego nuestra encantadora guía Judith Cisneros nos pidió, nos sentáramos en una de estas fascinantes rocas, y, nos dejásemos llevar por nuestros sentidos, Fue tan asombrosa, esa soledad, en medio de ese desierto, rodeados de rocas milenarias, que pudimos sentir el “eco del silencio”, una sensación realmente inolvidable.
Amigos del mundo, Tacna la heroica y sus petroglifos de Miculla los esperan.
Fuente: Revista Turista Magazin
2 comentarios:
Soy Judith Cisneros, y todavía repica en mi alma el eco del silencio, y más aún, resonando en las almas que pude llevar a emocionarse con los Petroglifos de San Francisco de Miculla. Son como campanarios del desierto en mi mente presente. Silencios musicales. Infinitos eternos. Para quienes quieran comunicarse conmigo, mi email es: judith@tarraubella.com
Parecen estos comic-monigotes como alienigenas... me recuerda a lo que ha investigado el famoso erich von däniken, el contribudor mejor para la fama de peru.
Chris
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