La Amazonía brasileña perdió entre agosto de 2007 y julio de 2008 cerca de 11.968 kilómetros cuadrados, un área equivalente a la mitad de un país como El Salvador, según señalan datos oficiales.
El área de selva devastada y convertida en pasto raso aumentó en 3,8 por ciento respecto al año inmediatamente anterior, según el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE).
El mayor pulmón vegetal del mundo ya había perdido otros 11.224 kilómetros cuadrados de bosques primarios entre agosto de 2006 y julio de 2007 y ecologistas temían un aumento significativo en esta última medición.
La deforestación en el período terminó siendo inferior a la que se temía a comienzos de este año, cuando el propio ministerio de Medio Ambiente alertó que el aumento de la tala podría devastar 15.000 kilómetros cuadrados, un 33,6 por ciento más respecto al año anterior.
La devastación de la Amazonía brasileña es calculada por el INPE mediante análisis de imágenes de satélite por un sistema llamado (Prodes) que según el instituto tiene un margen de error del 5 por ciento.
Pese al ligero aumento del área devastada, el director del INPE, Gilberto Cámara, aseguró en una conferencia de prensa que la deforestación se mantuvo estable y que, "estadísticamente, estamos en el mismo nivel que en 2007".
Por su parte, el ministro del Medio Ambiente, Carlos Minc, dijo en una rueda de prensa que "todas las previsiones indicaban que el resultado iba a explotar y se iba a invertir la tendencia de caída verificada desde 2004".
"Esperábamos que el número quedara entre 14.000 y 15.000 kilómetros cuadrados", dijo Minc.
Atribuyó la "estabilidad" en el índice a las acciones del Gobierno y a una medida impuesta por el Banco Central para restringir el acceso a créditos a los responsables de la deforestación, y al embargo de propiedades amazónicas con problemas ambientales.
Los datos oficiales indican que los 36 municipios amazónicas más activos en la destrucción de la amazonía en 2007, cuando arrasaron casi 5.000 kilómetros cuadrados, redujeron el ritmo de sus aserraderos y maquinarias.
En la medición pasada esas entidades en los estados de Pará y Mato Grosso respondieron por el 54% de la destrucción, y este año por el 42%, destacó el ministro.
Mientras tanto, el grupo ecologista internacional Greenpeace afirmó que después de tres años seguidos de caída, ahora la tasa está aumentando y comparó la nueva cifra con los 11.532 kilómetros cuadrados destruidos en la medición anterior.
"Las malas noticias en relación a la destrucción de la selva solo van a terminar cuando el gobierno de Lula asuma la propuesta de la organizaciones no gubernamentales de llevar a cero la deforestación para el año 2015", señaló Greenpeace.
El temor del Gobierno brasilero de que el área devastada se expandiera aún más obedecía a que los índices de incendios forestales en la Amazonía, también medidos por el INPE, ya habían aumentado con fuerza.
En algunos momentos de este año fue registrado un aumento del 50 por ciento en el número de focos de incendio en la Amazonía detectados por los satélites.
"Había una tendencia de recrudecimiento de la deforestación que finalmente no ocurrió gracias a una combinación de medidas coercitivas del Gobierno y presiones del mercado", según Cámara.
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