Los biocarburantes son el principal foco de divergencias, luego de que el Banco Mundial dijera que son responsables del 75% del encarecimiento de los alimentos. Se estudian medidas para frenar la inflación alimentaria, en tanto la ONU pidió una nueva “revolución verde”.
Los líderes del g-8 plantan árboles en conmemoración de la Cumbre de Hokkaido.
El grupo de los siete países más industrializados y Rusia analizó hoy las ventajas y desventajas de los biocombustibles, que podrían reducir las emisiones contaminantes pero también encarecer los alimentos, en medio de la intensa campaña brasileña en defensa de su etanol.
Los biocombustibles, producidos a partir de productos orgánicos, pueden servir para luchar contra el calentamiento global al reducir las emisiones de gases con efecto invernadero generadas por los combustibles fósiles. Pero varios especialistas advierten que su producción en masa puede empujar al alza a los precios alimenticios y provocar incluso mayores emisiones de gases contaminantes, en vez de reducirlas, un argumento que Brasil rechaza de manera tajante.
La cuestión de los biocombustibles "es uno de los temas candentes en las conversaciones de los líderes sobre los crecientes precios de los alimentos y la lucha contra el cambio climático", dijo un funcionario de la cancillería japonesa, que prefirió mantenerse en el anonimato. "Es muy difícil alcanzar un consenso claro", agregó.
La Unión Europea (UE) se fijó como objetivo aumentar el porcentaje de biocarburantes en el transporte un 10% de aquí a 2020. Pero los líderes del G-8 señalaron hoy que es conveniente asegurar "la compatibilidad de las políticas para una producción sostenible y la utilización de biocombustibles con la seguridad alimentaria".
A su vez, el Gobierno británico anunció ayer que bajará el ritmo de expansión de los biocombustibles luego de que un informe del Banco Mundial filtrado a la prensa indicara que la explosión del cultivo de combustibles vegetales es responsable en un 75% del encarecimiento de los alimentos. "No hay duda de que el uso de biocarburantes tiene un efecto en el precio de los alimentos”, dijo el Presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, al margen de la cumbre del G-8. No obstante, defendió el desarrollo de biocombustibles de segunda generación fabricados a partir de partes no comestibles de plantas.
Según la Canciller alemana, Angela Merkel, el G-8 "necesita fijar estándares" sobre el tema y sus líderes pondrán todo su empeño en que "ningún alimento sea reemplazado por biocombustibles". "El objetivo sería trabajar en una segunda generación de biocombustibles, y esto se vería reflejado en el documento" final de la cumbre del G-8, añadió.
Por su parte, el Presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, se reunió hoy en Sapporo con los líderes de China, India, México y Sudáfrica, con quienes participará el miércoles en una sesión ampliada del G-8 sobre la cuestión climática. "Brasil no aceptará ese argumento atravesado de que el biocombustible provoca inflación de los alimentos. Estoy yendo a Japón, a la reunión del G-8, sólo por eso", había apuntado el mandatario del segundo país productor de etanol, detrás de Estados Unidos.
A diferencia de Washington, Brasilia no subsidia su producción de etanol, asegura que cultiva la caña fuera de la selva tropical y afirma que ésta ocupa sólo un 0,4% del territorio nacional, contra el 7% en Europa.
Por otra parte, Sudáfrica decidió la semana pasada excluir al maíz de la producción de biocombustibles. "Creemos que debe haber un marco internacional sobre biocarburantes", dijo Marthinus Van Schalkwyk, Ministro sudafricano de Medio Ambiente.
En una carta, las principales asociaciones de productores de etanol de Brasil, Canadá, Estados Unidos y Europa reclamaron a los líderes del G-8 que consideren a los biocombustibles como parte de la solución "a la dependencia mundial del petróleo".
La presión inflacionaria mundial
El grupo también reclamó esfuerzos para enfriar los precios del petróleo, tras advertir que el alza imparable del costo del combustible y los alimentos plantea un "serio desafío" al crecimiento económico mundial.
El G-8 dijo que estaba dispuesto a adoptar medidas para proteger el crecimiento mundial de los elevados costos energéticos, pero no anunció ninguna medida concreta en el segundo día de su cumbre en Japón.
Los precios récord del petróleo y los alimentos suponen un "serio desafío a la estabilidad del crecimiento mundial" y "aumentan la presión inflacionaria en el mundo", concluyeron los líderes del G-8.Además, afirmaron que tomarán "las medidas apropiadas de manera individual y colectiva, para asegurar el crecimiento y la estabilidad en nuestras economías y a nivel mundial".
Asimismo, los ocho países estimaron que es "imperativo eliminar las restricciones a la exportación" que perjudican las compras humanitarias de comida. En efecto, varios países en desarrollo han restringido las exportaciones de alimentos para asegurar la subsistencia del abastecimiento en sus propias poblaciones.
"También llamamos a los países con suficientes reservas de alimentos a liberarlas como parte de su superávit para países que lo necesitan, en tiempos de precios significativamente elevados y de una manera que no distorsione el comercio", agregó el G-8.
En la reunión de Sapporo, Brasil, México, China, India y Sudáfrica, nucleados en el G-5, pidieron a sus colegas del G-8 intervenir para frenar la crisis alimentaria. "Es necesaria la intervención de la comunidad internacional para desarrollar con urgencia mecanismos útiles para hacer frente al alza de los precios", apuntó el Presidente de México, Felipe Calderón.
La ONU pide una nueva “revolución verde”
Las tres agencias especializadas de la ONU afincadas en Roma, la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA), pidieron hoy a los líderes del G-8 que se comprometan a alimentar al mundo mediante una “revolución verde” que otorgue mayores fondos al desarrollo agrícola.
"Una de las tantas causas de la actual crisis alimentaria mundial es el dramático bajo nivel de las inversiones en el sector de la agricultura durante los tres decenios pasados", sostienen en un comunicado conjunto la FAO, el FIDA y el PMA. La cumbre de Japón puede "contribuir de manera decisiva" en la lucha contra el hambre y la pobreza, según estimaron las organizaciones de Naciones Unidas.
"Espero que los países del G-8 respeten los compromisos adquiridos en la reciente cumbre de la FAO celebrada en Roma", declaró hoy el Director General de la FAO, el senegalés Jacques Diouf. Los 193 países integrantes de la FAO acordaron el pasado 5 de junio en Roma reducir "a la mitad" para el 2015 el número de personas desnutridas en el mundo ante la nueva ola de hambrunas que azotan el planeta.
"La tendencia se puede invertir otorgando ayudas importantes al desarrollo del sector agrícola y rural", sostienen las tres agencias especializadas. "Tenemos una tarea colosal: dar a los países pobres la posibilidad de alimentarse por sus propios medios, una capacidad que han perdido en estos años ya que podían importar alimentos a precios bajos", señala el comunicado.
Para el titular de la FAO, el hecho de que los líderes del G-8 hayan tomado consciencia de la crisis alimentaria mundial es algo "positivo", aunque va a seguir presionado para que se tomen "medidas concretas".
Por otra parte, el Presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, anunció la creación de un fondo de 1.000 millones de dólares para apoyar el sector agrícola de los países en desarrollo. "Es un aporte importante para hacer frente a la crisis", comentó Diouf, quien elogió también el llamamiento hecho por los líderes del G-8 a los países que disponen de reservas de alimentos suficientes para que pongan a disposición de las naciones necesitadas "parte de sus excedentes".
Las agencias de Naciones Unidas abogan por que se ponga en marcha una “segunda revolución verde”, con la meta de duplicar la producción mundial de alimentos a mediados de este siglo y poder alimentar a una población que se espera alcance los 9.000 millones de personas. "La agricultura del mañana tiene que ayudar a adaptar los sistemas agrícolas locales a los problemas crecientes que plantea el cambio climático y apoyar a las comunidades para mitigar sus efectos", destacan. "La agricultura del mañana tiene que comenzar hoy", sentenciaron.(ADNMUNDO)