Todos los caminos llevan a Cusco. Visitar la ciudad que otrora fue la capital del mundo andino resulta en sí una experiencia enriquecedora, en primer lugar porque ese mundo andino permanece vivo y porque la ciudad contiene una enorme oferta turística, ecológica y cultural verdaderamente aprovechable.
Cusco, en sí mismo, es toda una experiencia. Para la periodista María Luisa del Río, las aristas de este recorrido por una urbe tradicional y moderna, mágica y misteriosa, pueden ser comprobadas en su más reciente libro: Cusco bizarro (Aguilar, 2007).
Hace poco más de un año, Del Río recibió el encargo de hacer un libro sobre la ciudad en la misma línea que el periodista Rafo León planteó para Lima bizarra. Es decir, seleccionar los sitios más singulares y representativos de la ciudad, pero cuya función de por sí trascienda las limitaciones denotativas de una guía turística.
“Asumí la disciplina de ir todas las tardes a caminar por las calles del Cusco. Mucha gente me sugirió una serie de cosas, no en el sentido freak, sino bizarras en el sentido de auténticas, que no están en las otras guías. Pienso que es una alternativa a la visión turística sobre la ciudad, cuidando que te provoque ir por alguna razón”, sostiene Del Río.
Telúrico y magnético
El libro enumera múltiples aspectos: desde extravagantes hoteles hasta casas embrujadas, la rutilante vida nocturna cusqueña o los lugares más ensoñadores del valle del Urubamba. Asimismo, desfilan una serie de personajes vinculados con la bohemia, el arte o la intelectualidad del ombligo del mundo.
Sin embargo, una de las secciones más llamativas de Cusco bizarro tiene que ver con lo andino propiamente dicho: las ferias religiosas y populares. “Me encanta la cultura andina.
Aparentemente son cerrados, pero empiezas a entrar un poco más y te das cuenta de la personalidad que tienen, el amor que sienten por su tierra. Uno puede subirse a un cerro que no pertenece al circuito turístico y encontrar a los varones chambeando con flores en los sombreros. No se las ponen porque ibas a ir, sino porque así son.”
Sobre los bricheros y la vida nocturna, Cusco bizarro muestra sus puntos de vista. “El brichero no quiere que la gringa se lo lleve a él. Es más el rollo: yo te enseño y tú te vas a querer quedar conmigo porque soy lo máximo. Me parece una forma de prostitución muy civilizada, pero prostitución al fin y al cabo. Se terminan quedando en eso, juergueándose muchísimo, pero al final no hay un desarrollo personal.”
Más allá del adjetivo (bizarro significa valiente), María Luisa del Río le atribuye a la Ciudad Imperial su mejor definición en estos tiempos globales. “La imagen del Cusco que predomina es la de fiesta, más allá de juerga. Fiesta en el sentido de pasarlo bien, con los niños, al aire libre, comiendo rico, con la gente. A mitad de camino siempre hay algo para ver. Por ello, mi meta es construir una casa ahí.”
Algo más
La presentación de Cusco bizarro en Lima se efectuará el jueves 24 en el bar Dragón de Barranco, a las 20.00 horas. Comentan Beto Ortiz, Daniel Titinger y Fabricio Torres.
El otro lado del turismo
Para María Luisa del Río, lo peor que ha traído el turismo no va por el lado de la identidad, sino de resentimiento: “De ver tanta plata pasar y que nunca queda en sus bolsillos. Estoy hablando de un hospital sin atención en Urubamba o un colegio a 20 minutos de Ollantaytambo que no tiene baños. La periferia está muy desatendida”.
También le produce emociones encontradas que Machu Picchu no descanse nunca. “Me quedé triste por el número de gente que había en esta especie de Feria del Hogar, descuidada por las cochinadas que tiran. Hay mucha frivolidad y nadie te explica nada, a pesar de que cobran un montón por entrar.”
Datos
- María Luisa del Río es periodista y viajera empedernida. Es autora del libro de viajes No mires atrás (Solar, 2006).
- Es colaboradora de distintas publicaciones periódicas en el Perú y el extranjero.
- Cusco bizarro incluye textos del escritor Fernando Pomareda y de la periodista Doris Bayly.
- El libro se compone de breves reseñas o comentarios sobre determinados lugares y personajes activos y contemporáneos de la Ciudad Imperial. El menú,
en ese sentido, es bastante amplio.
- Para hacer el reportaje, Del Río contó con el apoyo de su familia. La única mala experiencia ocurrió en la concurrida discoteca Mama Áfrika, en la que no le dejaron tomar fotos.
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