Los magos del bolsillo. El salario mínimo nacional se sitúa actualmente en 577 bolivianos, equivalentes a poco más de 76 dólares.
Desesperados y tras varios días en huelga, cuatro policías amenazaron esta semana con suicidarse si el Gobierno no les subía el salario y sacaron a la luz la hazaña compartida por muchos bolivianos de sobrevivir con poco más de 100 dólares al mes.
"Somos gente humilde que trabaja. Preferimos morir de un balazo a morir de hambre", comentaba uno de los policías, atrincherado en un edificio de la ciudad de Cochabamba (centro) y con una pistola en la mano.
El sueldo mensual de estos agentes apenas llega a 900 bolivianos (unos 120 dólares), realidad compartida por varios sectores profesionales, según varias fuentes consultadas por Efe.
Un profesor de primaria gana casi 962 bolivianos, equivalentes a 127 dólares, pero a esa cantidad se le aplican algunos descuentos impositivos, explica Jorge Valdivieso, secretario ejecutivo de la Confederación de Maestros Urbanos.
Después de 30 años de trabajo, el máximo que puede llegar a cobrar uno de estos profesores no supera los 260 dólares, reconoce Valdivieso.
En una oferta de empleo de un diario cualquiera se puede leer: "Necesito un vendedor(a) para la ciudad de La Paz. Tiempo completo. Se ofrece sueldo de 800 bolivianos (106 dólares)".
El salario mínimo nacional se sitúa actualmente en 577 bolivianos, equivalentes a poco más de 76 dólares.
Lo peor es que un tercio de los habitantes de Bolivia sobrevive con menos de 30 dólares al mes y otro tercio con entre 31 y 60, de acuerdo a informes de organismos internacionales.
En mayo del año pasado, la ONU estableció que el 60 por ciento de los bolivianos vive en la pobreza y, de éstos, un 40 por ciento no puede permitirse alimentar a sus familias.
De ahí que cualquier ínfima subida, de un centavo de dólar, en el precio de alimentos básicos como el pan resulte preocupante para una gran parte de la población.
También les quita el sueño a muchos la elevada inflación, que en 2007 fue de un 11,7 por ciento y en los dos primeros meses de este año ha llegado ya al 3,74 por ciento, casi la mitad de lo proyectado por el Gobierno de Evo Morales para todo el ejercicio.
La semana pasada, el presidente Morales emitió un decreto para que, durante este año, las empresas suban de forma obligatoria los salarios mínimos de sus empleados sobre la base de un 10 por ciento.
Mientras, un proyecto de ley elaborado por el Senado, de mayoría opositora, propone un incremento del 12 por ciento para todos los empleados públicos y del sector privado, y del 15 por ciento para los funcionarios de salud y educación.
La Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), la mayor patronal del país, ya ha adelantado su malestar al subrayar que cualquier aumento salarial debe ser acordado entre la empresa y los trabajadores "sin la intervención del Estado".
Cuando llegó al poder en enero de 2006, Morales determinó reducir su sueldo a 15.000 bolivianos (unos 2.000 dólares), menos de la mitad de lo que ganaban anteriores presidentes.
A su plan de austeridad se sumaron después diputados y senadores, que también rebajaron su salario a la mitad.
Además, el presidente puso en marcha este año la llamada "Renta Dignidad", una ayuda "universal y vitalicia" de 26 dólares mensuales para los mayores de 60 años que supone un pequeño alivio para las economías más precarias, principalmente en el área rural.
En el país más pobre de Suramérica, se llega a comprender que un policía amenace con suicidarse jugando a la ruleta rusa o ingrese en huelga de hambre con su esposa e hijos para llamar la atención de las autoridades sobre su precaria situación.
Aunque finalmente se conforme, como en este caso, con un aumento de dos dólares en un bono mensual y la promesa del Gobierno de un futuro incremento salarial del 10 por ciento.
Porque esos dos dólares son el primer paso hacia una mejor supervivencia dentro de la pobreza.
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