El Museo Corpus, único en el mundo porque sus visitantes pueden experimentar en cinco dimensiones cómo funciona el cuerpo humano por dentro, abrió sus puertas la semana pasada en Holanda.
En esta atracción, el cuerpo humano se transforma en un teatro con escenarios de arterias, fibras musculares y órganos, mientras se ofrece útil información.
Resulta interesante cómo se combina lo lúdico y lo educativo: por una parte, los pasillos oscuros de las venas y de las paredes del estómago recuerdan castillos fantasmales, pero por otra, la exactitud de las explicaciones hace pensar en una clase de Ciencias.
Es como pasearse por un libro de grandes dimensiones, pensado para un público entre 6 y 90 años.
Viaje interior. El viaje, que dura unos 50 minutos, empieza en la rodilla, donde el visitante escucha con ayuda de pantallas y un audio, que lo acompaña durante todo el recorrido, sobre las funciones de la sangre, cuyos glóbulos blancos tendrán que actuar con rapidez para curar la herida de una astilla.
Desde allí, se sube hasta el útero, donde se puede seguir en cinco dimensiones la carrera de los espermatozoides por fecundar a un óvulo y la evolución posterior del feto hasta el nacimiento.
Quien tenga interés en saber qué pasa con un bocadillo de queso en el estómago y los intestinos, y cómo se las ingenia para darnos energía, hallará todas las explicaciones en el Teatro del aparato digestivo.
Una experiencia única es caminar en una enorme boca abierta, cuya lengua pegajosa, rugosa y acolchada es un suelo inestable que nadie debería perderse.
El cerebro es la parte favorita del viaje, pues es lo más complicado y preciso de nuestro cuerpo.
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