Los cazadores furtivos fueron la mayor amenaza para los antílopes pues su piel podía ser usada en chales que eran vendidos por hasta 11.000 dólares.
La población de animales salvajes en peligro de extinción, como los antílopes tibetanos y la gacela china, ha aumentado de manera importante en la meseta de Qinghai en el noroeste de China gracias a las medidas de protección establecidas en las últimas décadas.
El número de antílopes tibetanos ha aumentado a cerca de 50.000 animales en comparación con los 20.000 existentes a fines de los ochentas en la Reserva Natural de Hoh Xil, en la provincia noroccidental de Qinghai, dijo Gao Jingyu, director del Buró para la Fauna Salvaje de Qinghai.
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