Luego de que en 2004 China realizara un compromiso de inversión de 100.000 millones de dólares, las relaciones entre ambas regiones se han visto dificultadas por las política chinas de inversión, las tensiones comerciales y el surgimiento indio. Hu Jintao, Presidente de China.
Cuando el Presidente chino Hu Jintao visitó Latinoamérica en 2004, China amagaba con convertir su creciente poder económico en influencia política global.
Las economías de ambas regiones parecían encajar a la perfección: la furiosa urbanización china encajaba en los gruesos proveedores latinoamericanos de cobre, hierro y soja, países que eran (y siguen siendo) vistos como el patio trasero de Estados Unidos।
Hacia el fin de la visita del mandatario chino, los periódicos locales reportaban que Hu había realizado compromisos de inversión por 100.000 millones de dólares, aunque posteriormente oficiales chinos apuntaron que la cifra era exagerada.
Los flujos comerciales entre China y América Latina han explotado, registrando un salto desde los 8.200 millones de dólares en 1999 hasta los 70.000 millones en 2006. La inversión anunciada por Hu aún no se ha visto materializada, y no existen amplias probabilidades de que se concrete, en tanto los fondos de inversión chinos se están desviando hacia África.
“Las expectativas eran realmente altas”, dijo Javier Santiso, Economista de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE) con sede en París. “Pero han habido muchos obstáculos”, advirtió.
La inversión directa del país asiático en la región latinoamericana se elevó de 1।760 millones de dólares en 2004 a 8.470 millones el año pasado, lo que representa un crecimiento del 480% y la mitad de la inversión directa en el extranjero de China. Sin embargo, más del 90% de ese monto fue a parar a las Islas Caimanes, por lo que muchos economistas dudan de que se trate de inversión directa.
La realidad es que la actividad genuina se ha incrementado este año, e incluye tres proyectos diferentes de cobre en Perú.De todos modos, la esperanza por la inversión china en infraestructura se está desvaneciendo, y muchos países latinoamericanos ven a India como una nación mas importante en cuanto a nivel de inversión.
“Cuando todos estaban esperando al dragón chino, el elefante indio apareció”, expresó Santiso.
Esto se debe a que si bien América Latina es un terreno fértil para las firmas chinas, éstas han tenido que enfrentar muchas dificultades en la región.
Uno de los inconvenientes fue el modelo que las compañías chinas suelen utilizar en el exterior, sobre todo en el sector de la construcción. En África, las empresas chinas han llevado consigo trabajadores chinos para construir caminos o puertos. Pero esto presenta muchas controversias en Latinoamérica.
“El mayor problema es que las compañías chinas suelen querer la totalidad del control de los proyectos”, explicó José Roberto Mendonça de Barros, ex-Ministro de Economía de Brasil. “Es políticamente inaceptable importar una gran cantidad de trabajadores”, señaló.
“Los chinos no han hecho absolutamente nada para encajar en la sociedad civil, ni siquiera para dialogar con los sindicatos y convencerlos de la inversión china no es una amenaza”, aseguró un diplomático latinoamericano en Beijing.
Muchos diplomáticos creen que la geopolítica son el punto clave en la relación China-Latinoamérica. “En África, es relativamente fácil para China establecer una gran presencia política porque la región está muy descuidada”, dijo Rubens Barbosa, un ex-Embajador brasileño. “Pero los chinos ven a Latinoamérica como un área de influencia de Estados Unidos”, agregó.
Las relaciones también se ven perjudicadas por las tensiones comerciales. América Latina ostentó amplios saldos comerciales positivos con China en la primer parte de la década, pero tras el reciente surgimiento de las importaciones provenientes de China este año el saldo será desfavorable.
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